"En el Bonfin, para ir a ver la salida de sol, subimos cada mañana sobre una gran roca. ¿Pero habéis acaso pensado en dar vuestro amor y vuestros buenos pensamientos a esta roca? Podéis incluso tocarla, acariciarla: entonces sus vibraciones producirán un cambio en vosotros y sentiréis un gran gozo. Sí, acariciadla de vez en cuando, tal como acariciarías la mano de un ser al que amáis. Evidentemente, su piel es rugosa como la piel de un elefante, pero no importa, también, como el elefante, está llena de bondad. No os dejéis engañar por las apariencias. Creéis que una roca es algo inerte, sin alma... Pero no, una roca está viva, una historia extraordinaria se desarrolla a su alrededor desde hace millones de años, y ella es capaz de contárosla.
Cuando lleguéis a sentir que toda la naturaleza está viva, sabréis cómo comunicaros con ella, hablaréis a las piedras, a las flores, a los animales, al agua, al aire, a la luz, al sol y a las estrellas, y ellos también os hablarán y os instruirán."