"Es inútil que reprochéis al Señor de no escuchar vuestras oraciones, mientras le pidáis que venga a visitaros al lugar en el que os obstináis permanecer. Vosotros no cambiáis nada en vuestro comportamiento, en vuestra forma de pensar, ¿cómo podéis imaginaros que Él vaya a sacaros del infierno en el que estáis metidos? Es exactamente como si, habiendo descendido a una gruta o una cueva, os extrañaseis de no encontrar allí el sol, su calor, su luz.
¿Qué representa la gruta o la cueva? Todas las manifestaciones inferiores del intelecto y del corazón, todos los malos hábitos. Mientras no renunciéis a ellos, permaneceréis en la oscuridad y el frío. Aquellos que se niegan a abandonar sus viejas formas de vivir y siguen rogando al Señor que venga a salvarles, se les escucha tan poco como a los que ruegan al sol que venga a calentarles y a iluminarles en el fondo de una gruta; y pierden su tiempo. Son ellos los que deben desplazarse e ir hacia Él mejorando su conducta."