"Estudiemos el símbolo del caballero montado sobre su caballo. El caballero representa nuestra parte psíquica y el caballo nuestro cuerpo físico. Cada uno es pues a la vez el caballero, y su caballo. Y lo mismo que el caballero debe ocuparse del caballo, debe atender a las necesidades del cuerpo físico. Pero no siempre es fácil discernir si las necesidades que sentimos son las del caballo o las del caballero.
Estáis cansados: ¿se trata de un cansancio físico o psíquico?... Habéis comido bien, y sin embargo todavía tenéis hambre; ¿pero quién es el que tiene hambre, vuestro cuerpo o vosotros?... O bien no tenéis hambre aún cuando no habéis comido nada y vuestro cuerpo necesitaría alimento... Esta contradicción puede producirse también en el dominio de la sexualidad: vuestro cuerpo no quiere nada más, pero vosotros seguís pidiendo; o inversamente, vosotros ya no querríais nada más y vuestro cuerpo es el que reclama. A veces, a pesar de los espolonazos, vuestra montura os arrastra por caminos peligrosos en los que vosotros no quisierais aventuraros. O bien entonces es el caballo el que encuentra el medio de salvaros, porque ha olido un peligro que el caballero, vosotros, su amo, no había sentido. Esta imagen del caballero y de su caballo está llena de enseñanzas."