"Si os decidís a seguir una enseñanza espiritual, no vayáis a contarlo a vuestro alrededor tratando de convencer a los demás. Procurad profundizar las verdades que descubrís, aplicadlas razonablemente, y dejad a los demás tranquilos. Esta precaución es útil sobre todo al principio, porque al principio no estáis fuertes, ni bien armados interiormente. Ya no es fácil de comprender lo que es verdaderamente la espiritualidad o la religión, y para vivirla profundamente, armoniosamente, ¡hay tantas cosas que poner a punto dentro de uno mismo!
La manera de resolver esta cuestión es la que va a revelar la calidad de vuestro compromiso espiritual. Si, con un comportamiento excesivo, fanático ponéis a los demás en una situación que pueda volveros agresivos, hundirse en el materialismo, porque queréis mostrarles vuestra espiritualidad y seréis responsables por ello. Procurad, más bien, mostraros comprensivos, pacientes: no sólo lograréis que acepten vuestra filosofía, sino que incluso es posible que logréis persuadirles para seguir vuestro ejemplo. "