"La semilla sembrada en tierra contiene todo el árbol en potencia. En una semilla, nadie puede discernir dónde están las raíces, el tallo, y todavía menos las hojas, las flores y los frutos, y sin embargo muy pronto harán su aparición.
La semilla está bajo la influencia del arcángel que preside el invierno, Gabriel, que condensa y solidifica los elementos. Es puesta en tierra en el momento más sombrío, el más frío del año, y Gabriel le transmite la memoria de la herencia, los genes que mantienen sus características de una generación a otra. El arcángel introduce en la semilla todas las particularidades y las virtudes de la planta y las condensa en este cuerpo minúsculo que contiene todo un devenir en potencia. Y actúa de la misma manera con las semillas de los animales y de los humanos. Cada generación conserva en sus cromosomas todos sus caracteres propios: la memoria no se pierde."