"Proseguid vuestro trabajo con convicción, sin preocuparos del tiempo que necesitaréis para realizar vuestro ideal divino. Tenéis las llaves, tenéis los poderes. Todas estas voces interiores que os animan: «¡Levántate, camina hacia la luz!» representan un capital ya amasado desde hace mucho tiempo, gracias a los esfuerzos que habéis hecho. Esta necesidad que sentís de avanzar por el camino de la sabiduría, del amor y de la verdad, es el resultado de estos esfuerzos.
¿Y qué es lo que sucede cuando realizáis un progreso, por mínimo que éste sea en el plano espiritual? Que hay fuerzas dispersas, desorganizadas, que dormitaban en vosotros desde hace milenios se despiertan, como si respondiesen a una llamada. Así, de repente, os dais cuenta de que estabais habitados por un verdadero ejército que esperaba ser movilizado para acudir en vuestra ayuda. Analizaos bien: en el momento en que lográis un éxito, descubrís la presencia en vosotros de unas fuerzas que no sospechabais que tuvieseis. "