"Estáis impacientes por ver que se realicen vuestros deseos, ¡y deseáis tantas cosas!... Es natural, y sin embargo, en vez de esperar el día en dónde veréis finalmente realizarse vuestros deseos, empezad por examinar bien la naturaleza de lo que pedís. Porque aquello que deseáis acabará llegando, y si no habéis sabido lo que teníais que pedir, no es seguro que, cuando llegue ese día, tengáis verdaderamente de qué alegraros. Así pues, en vez de obstinaros queriendo a toda costa que vuestros deseos sean satisfechos, preguntaos: «Esto que deseo tan profundamente, ¿aportará algo verdaderamente bueno para mí y para los demás?»
Antes de reclamar nada, debéis estar verdaderamente seguros de que lo que deseáis está conforme con las leyes divinas. Si estáis seguros de ello, seguid deseándolo, y estad convencidos de que se realizará. "