"La precipitación no suele ser un buen método. Por eso cuando os encontréis ante una dificultad, a un enemigo, no seáis impacientes, no tratéis de desembarazaros drásticamente de ellos, porque corréis el riesgo de no salir indemnes física o psíquicamente. Si os habéis metido en una situación comprometida, evidentemente es normal que queráis salir de la misma lo más rápidamente posible. Pero atención, no lo hagáis precipitadamente.
Ya no soportáis vuestro trabajo... o a la persona con la que vivís... o bien queréis cambiar de existencia. Es posible, pero esperad el momento oportuno. Si actuáis antes del momento oportuno, aunque sólo sea un día o una hora antes, corréis el riesgo de que os cueste caro. Debéis empezar por preparar el terreno, por clarificar la atmósfera, y eso hay que hacerlo lentamente, en secreto, con la reflexión, la oración. Un día, finalmente, esta liberación se produce de manera natural y entonces constatáis cuántas precauciones, cuantos preparativos han sido necesarios."