"Cuantas veces dudáis en manifestar vuestra bondad diciéndoos que nadie apreciará vuestro gesto: los humanos son ingratos, e incluso malvados, así que no vale la pena hacer nada por ellos. Pues bien, he aquí una forma de pensar muy perniciosa, porque os paraliza aquello que tenéis de mejor.
¿Habéis hecho el bien a alguien y, no sólo no habéis sido recompensados por ello, sino que os han engañado incluso? Es posible. Pero vuestra conducta no tiene que depender de la actitud de los demás. Haced el bien y no esperéis nada, contad solamente con Aquél que lo ve todo y que lo sabe todo. Sólo Él puede apreciar vuestras acciones buenas y generosas. Será pues de Él de quien vendrá la recompensa, y bajo una forma diferente de lo que esperabais. Quizá tendréis mejor salud, o seréis más fuertes, más sabios, más felices: ¿Acaso no es ésta la mejor recompensa?"