"Alguien dice: «Soy feliz, porque…» Pues bien, ¡el sólo hecho de atribuir una causa a su felicidad prueba que no posee la felicidad verdadera! Porque la verdadera felicidad es una felicidad sin causa. Sí, sois felices y ni siquiera sabéis por qué. Encontráis que es maravilloso vivir, respirar, comer, hablar, caminar… Nada especial os ha sucedido, ni éxitos, ni regalos, ni herencias, ni un nuevo amor… Lo que os hace felices es (sí, porque finalmente siempre hay una razón) esta sensación de que algo que viene de arriba se añade a todo lo que hacéis, un elemento espiritual que ni siquiera depende de vosotros... Como un agua que mana del Cielo y que os atraviesa.
Para la mayoría de los humanos la felicidad está ligada a las posesiones: casas, dinero, condecoraciones, gloria... o bien un marido, una mujer, unos hijos. No, la verdadera felicidad no depende de ningún objeto, de ninguna posesión, de ningún ser; viene de arriba, y os asombráis al descubrir en vosotros mismos, sin cesar, este estado de conciencia superior. Os alegráis y ni siquiera sabéis por qué. Ésta es la verdadera felicidad."