Pensamiento del jueves 24 de marzo de 2016.
"El agua contiene grandes misterios, y algunos de estos misterios están relacionados con la sangre. La sangre es un agua sublimada. Entre el agua y la sangre existen ciertas analogías, y no solamente entre el agua y la sangre, sino también entre el agua, la sangre y la luz. La luz del sol, que es su sangre, es igualmente una forma de agua, una forma superior del agua. Y cuando, en el transcurso de la última cena que tomó con sus discípulos, Jesús dijo: «El que come mi carne y bebe mi sangre tiene la vida eterna», al decir sangre, se refería a la luz que viene del sol.
Creéis conocer el agua, porque ésta forma parte de vuestra existencia cotidiana. No, sólo conocéis algunos de sus aspectos y algunos de sus usos. Pero sólo el día que lleguéis a pensar y a sentir el agua como sangre y como luz la conoceréis y sabréis cómo utilizarla para vuestro trabajo espiritual."
"El agua contiene grandes misterios, y algunos de estos misterios están relacionados con la sangre. La sangre es un agua sublimada. Entre el agua y la sangre existen ciertas analogías, y no solamente entre el agua y la sangre, sino también entre el agua, la sangre y la luz. La luz del sol, que es su sangre, es igualmente una forma de agua, una forma superior del agua. Y cuando, en el transcurso de la última cena que tomó con sus discípulos, Jesús dijo: «El que come mi carne y bebe mi sangre tiene la vida eterna», al decir sangre, se refería a la luz que viene del sol.
Creéis conocer el agua, porque ésta forma parte de vuestra existencia cotidiana. No, sólo conocéis algunos de sus aspectos y algunos de sus usos. Pero sólo el día que lleguéis a pensar y a sentir el agua como sangre y como luz la conoceréis y sabréis cómo utilizarla para vuestro trabajo espiritual."