La Gran Invocación es una plegaria, una técnica
de alineamiento, una fórmula de meditación y una invocación mántrica por Luz y
Amor que evoca una respuesta. Es también una llamada a la *esencia del
"Instructor del Mundo", conocido y esperado por distintos nombres:
Cristo, Maytreya. el Bhodhitshatva, Iman Mahdi, el Mesías... Es una invitación
para que sus cualidades se anclen en la Tierra y en todos los seres de forma
colectiva.
La Gran Invocación es una serie de invocaciones
codificadas.
Es una herramienta de muchos niveles para
alinear al alma individual con la presencia del Yo Soy.
Sus tres niveles operan en el ámbito de la Luz,
del Amor y de la Voluntad. He aquí una explicación de cada invocación:
Desde el punto de Luz en la mente de Dios,
Que afluya luz a las mentes de los hombres;
Que la luz descienda a la Tierra.
La Luz de la Verdad abre la mente hacia el
propio yo-Dios. La búsqueda de la verdadera naturaleza del hombre generalmente
comienza con el cuestionamiento mental y este verso invoca a la Verdad Divina
para que inunde la mente, permitiéndonos comprender que somos parte de la
Fuente (p. ej. iluminación). El descenso de la Luz da como resultado que cada
persona quede alineada con su alma.
Desde el punto de Amor en el Corazón de Dios,
Que afluya amor a los corazones de los hombres;
Que Cristo retorne a la Tierra.
Este verso invoca la apertura del corazón hacia
la compasión y el entendimiento. El Amor derramado en tu corazón da por
resultado tu alineación con nuestro Yo Crístico. Y el retorno de Cristo a la
Tierra invoca la apertura de cada uno de nosotros hacia la banda de la Unicidad
o Consciencia Crística.
Desde el centro en donde la Voluntad de Dios es
conocida,
Que el propósito guíe a las pequeñas voluntades
de los hombres;
El propósito que los Maestros conocen y sirven.
Este verso te abre a ser el Divino Siervo.
Cuando tu voluntad está alineada con la Voluntad Divina, te conviertes en un
Instrumento Divino. Convertirte en un Instrumento Divino es "el propósito
que los Maestros conocen y sirven". Los "Maestros" no están
limitados a los Maestros Ascendidos sino que se aplica a cada persona en la
medida en que logra su maestría. Lograr tu maestría te alinea con tu Presencia
Yo Soy.
Desde el centro que llamamos la raza de los
hombres,
Que se realice el Plan de Amor y de Luz
Y que selle la puerta donde se halla el mal.
El plan de Amor y de Luz se refiere a la
ascensión. El sellar la puerta en donde mora la maldad se refiere a la
disolución del velo de la separación. Sólo mediante un sentimiento de
separación puede ser experimentada la ilusión de la maldad. Cuando cada uno de
nosotros haya disuelto el velo de la separación, la ilusión quedará desterrada
y el Plan funcionará.
Que la Luz, el Amor y el Poder restablezcan el
Plan Divino en la Tierra.
Es una invocación final a la Verdad, al Amor y
al Poder en el proceso de ascensión.
La Gran Invocación
(Desde cualquier lugar del mundo donde vivas)
La Gran Invocación es un mantram, una palabra de
poder.
En realidad, el acto de entonar la invocación es
un acto de extensión de la alineación hacia los centros de la luz, del amor y
del poder.
Los esoteristas dan por sentado que hay tres
grandes Señores, Quienes representan estos tres grandes centros de energía, y
Ellos forman un Triángulo en cuyo centro está Cristo. Estos Señores son:
• El
Avatar de la Síntesis, un Ser Cósmico Que representa el centro del Poder.
• El
Espíritu de la Paz, Que representa el Centro del Amor.
• El
Señor Buda, Que representa el Centro de la Luz.
Al tiempo que resuena este mantram sagrado,
invocamos a estos tres grandes Señores, de los que mana luz, amor y poder. Aquí
podemos usar nuestra visualización para ahondar nuestra alineación con estos
tres grandes centros, y evocar las energías necesarias para "restaurar el
Plan sobre la Tierra".
Cuando hablamos de Mántrams o de Invocaciones,
nos referimos a una nueva técnica de servicio en el área extensa de necesidades
dentro de la humanidad. Podríamos definir científicamente esta técnica como “el
poder creativo de la mente removiendo los éteres planetarios por un impulso de
buena voluntad”. Esta frase define el alcance del proceso que, como observarán,
engloba simultáneamente el poder de pensar y la capacidad de amar.
Tengan ustedes presente que ajustándonos a los
requisitos previos de buena voluntad y practicando la técnica de la Invocación,
este poder de dirigir mentalmente las grandes corrientes de energía abiertas a
la sagrada distribución planetaria, estamos cooperando estrechamente con
nuestro Logos planetario, con Aquel que es nuestra Luz, nuestro Amor y nuestra
Vida. La técnica de la invocación en nuestro mundo y en el momento presente se
ha convertido en una técnica de servicio y por medio de ella nos capacitamos
para recibir dignamente al Señor dentro del Cual “vivimos, nos movemos y
tenemos el Ser”.
Procedencia
La Gran Invocación es un Mántram Solar
proyectado para reorientar las energías actuantes en nuestro mundo y preparar
las mentes y los corazones de los hombres para el advenimiento de la Nueva Era.
En un Concilio planetario celebrado el año 1943, después de una gran crisis,
dentro de la Jerarquía y cuando todo parecía que Alemania iba a ganar la
guerra, lo cual hubiese significado en aquellos momentos de tensión planetaria
el triunfo del mal sobre el bien, estuvieron presentes “unos enviados
celestes”, representativos del Poder Cósmico del Gran Señor de nuestro
Universo, Quienes llevaban el Mensaje de aliento y de renovada fe en el Bien
supremo y la garantía del triunfo de la bondad y de la justicia sobre la maldad
y el desorden. La intercesión solar afirmó el poder de Shamballa y de la
jerarquía y aquel mismo año “... cuando el sol progresaba hacia el Norte”, se
tuvo la seguridad de que el mal había sido ya vencido pese a los espectaculares
triunfos de Alemania y de sus aliados de Italia y del Japón y que ya nada podía
detener la victoria de las “huestes del bien”.
Uno de estos grandes discípulos, la señora Alice
A. Bailey, tuvo el honor de recibir telepáticamente el texto de La Gran
Invocación a través de uno de los Grandes Seres allegados a Cristo y a Su obra,
el Maestro Djwal Khul, más conocido en nuestros estudios esotéricos bajo el
sobrenombre de “El Tibetano”.
Significado
La Gran Invocación contiene un poder de tipo
cósmico por sus directas relaciones con la Nueva Era de Acuario, de la cual se
ha convertido en eficaz y positiva introductora. Utilizarla es poner en
vibración ciertas energías “dormidas” todavía en los éteres planetarios de los
distintos niveles y poner en estado de suprema expectación otras fuerzas de
origen solar que agitándose en niveles etéricos cósmicos, están prestas a
intervenir cada vez que el principio del Bien, de la Paz y de la Armonía
cósmica sea invocado.
Cada Era de la humanidad a tenido sus propios
Mántrams e invocaciones solares que caracterizaron precisamente las exigencias
y oportunidades de dicha Era en relación con el Plan o Propósito de la Deidad
creadora. En la Era pasada en trance de desaparecer, o Era de Piscis, se dio a
la raza de los hombres y a través de Cristo, el Mántram o Invocación conocida
como el Padrenuestro. Las cualidades principales de este Mántram, debido a la
oportunidad de los tiempos y a las Constelaciones dominantes, así como al
estado evolutivo de la humanidad, debían desarrollar la conciencia individual y
despertar en los seres humanos el sentido creativo del amor. La Gran Invocación
a la que nos referimos en este estudio, recoge aquel sagrado legado histórico y
le añade la conciencia de grupo y la cualidad de Síntesis, que es el poder
ígneo de la voluntad espiritual más elevada, ejercitada con amor y aplicada con
inteligencia. Con estas últimas palabras podemos introducirnos ya en el aspecto
final de nuestro pequeño estudio acerca de La Gran Invocación.
Finalidad
La finalidad de La Gran Invocación es
“Restablecer el Plan de Dios en la Tierra”. Esta frase tiene un absoluto
significado y no hay que esperar una rápida comprensión del mismo, a menos que
se posea una intuición muy desarrollada. El término “restablecer” introduce la
idea de una humanidad anterior a la nuestra (la infancia etérica de nuestra
propia humanidad) en la que la Ley y el Orden divino, simbolizados en la
confraternidad humano-dévica, estaban plenamente integrados. Al descender una
oleada de Vida cósmica tendiente a la involución o materialización de los
principios espirituales, aquella humanidad ideal fue desapareciendo lentamente
absorbida por las exigencias del Plan y el Espíritu, paulatinamente despojado
de sus sutilísimas envolturas etéricas, fue adquiriendo ropajes de “carne”, o
de materia cada vez más densa hasta llegar a lo más hondo y converger a través
de los larguísimos ciclos del tiempo en aquel punto en que se define la primera
de las grandes Razas humanas, de la cual tan poco sabemos. No vamos a hablar
definidamente de esta Raza a la cual hemos prestado una atención particular en
el capítulo “Razas y Yogas” y cuya forma estructural no tenía nada de humana si
la relacionamos o comparamos con los cuerpos que poseemos actualmente. Bastará
decir que dicha Raza, y aún algunas otras que aparecerán, más adelante, sólo
tenían “conciencia de forma”.
El restablecimiento del Plan de Dios, que debe
fusionar dentro de la conciencia humana la aspiración monádica (la tendencia
innata del ser humano de mirar hacia arriba, hacia la cúspide de la cabeza
cuando espiritualmente invoca energías superiores) con el recuerdo, humano (el
del Arquetipo esencial para la Raza humana), tendrá en la Era de Acuario un
acabado cumplimiento dentro del corazón de muchos hombres y mujeres de buena
voluntad y decidido propósito espiritual que, consciente o inconscientemente,
están hollando ya el Sendero de la vida interna y son prácticamente
"discípulos" en entrenamiento espiritual.
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