Pensamiento del miércoles 7 de agosto de 2019.
"Cada uno debe vigilar el uso que hace de la palabra, porque es un arma terrible. En el plano de los actos, estamos limitados: no es tan fácil arruinar a alguien, destruir su carrera, eliminar o destruir a su familia; y admitiendo incluso que eso sea posible, nos exponemos a ser cogidos y condenados. Pero he aquí que tenemos la palabra, y sin demasiado riesgo podemos soltar palabras a diestro y siniestro, y esas palabras, como cerillas encendidas, provocan incendios en las familias, en el entorno, en el lugar de trabajo, en la sociedad e incluso en ocasiones en el mundo entero.
"Cada uno debe vigilar el uso que hace de la palabra, porque es un arma terrible. En el plano de los actos, estamos limitados: no es tan fácil arruinar a alguien, destruir su carrera, eliminar o destruir a su familia; y admitiendo incluso que eso sea posible, nos exponemos a ser cogidos y condenados. Pero he aquí que tenemos la palabra, y sin demasiado riesgo podemos soltar palabras a diestro y siniestro, y esas palabras, como cerillas encendidas, provocan incendios en las familias, en el entorno, en el lugar de trabajo, en la sociedad e incluso en ocasiones en el mundo entero.
¡Cuántas rupturas y tragedias tienen como causa algunas palabras, pronunciadas o escritas, lanzadas conscientemente en un momento en el que sabemos que producirán los mayores daños! ¡Y en nuestros días, gracias al teléfono, la prensa, la radio, la televisión, etc., los humanos tienen tantas posibilidades de actuar mediante la palabra! Deben por tanto mostrarse más y más vigilantes, porque aunque la justicia humana cierre los ojos, la justicia divina, por su parte, les condenará severamente."
Fuente:
http://www.prosveta.com
07 agosto 2019