Pensamiento del Sábado 3 de agosto de 2019.
"El ojo en el centro de un triángulo es un símbolo muy extendido en el cristianismo y en algunos movimientos espirituales. Según la tradición, representa el ojo de Dios que todo lo ve. Pero eso no significa, como algunos creen ingenuamente, que Dios pasa el tiempo observando a los humanos anotando todas sus buenas y malas acciones para después recompensarles o castigarles. Ese ojo de Dios está en realidad en nosotros, y aquél que es capaz de sentir la mirada de ese ojo avanza sin riesgo de perderse.
Depende de nosotros que nuestro ojo interior esté abierto o cerrado. Los yoguis de la India, que lo llaman el «tercer ojo», lo sitúan en la raíz de la nariz. En el sistema de chakras, se corresponde con el chakra Ajna. Nuestros dos ojos físicos forman con el tercer ojo un triángulo, o digamos más bien un prisma. Cuando un haz de luz atraviesa las paredes de un prisma, se descompone en siete colores. Igualmente, cuando un haz de luz espiritual penetra nuestro tercer ojo, se descompone en tantos colores que refuerzan nuestra aura y la vuelven sensible a las realidades del alma y del espíritu.""El ojo en el centro de un triángulo es un símbolo muy extendido en el cristianismo y en algunos movimientos espirituales. Según la tradición, representa el ojo de Dios que todo lo ve. Pero eso no significa, como algunos creen ingenuamente, que Dios pasa el tiempo observando a los humanos anotando todas sus buenas y malas acciones para después recompensarles o castigarles. Ese ojo de Dios está en realidad en nosotros, y aquél que es capaz de sentir la mirada de ese ojo avanza sin riesgo de perderse.
Fuente:
http://www.prosveta.com
03 agosto 2019