Pensamiento del lunes 26 de agosto de 2019.
"Por su forma de vivir, por sus pensamientos, sus sentimientos, sus deseos, los humanos pasan una gran parte de su tiempo destruyéndose. Por tanto no se aman, o más bien se aman mal. Preguntaréis: «Entonces, ¿qué hay que hacer para amarse bien?» Aprender primero a amar al Señor. Porque amando a Dios, es ya a uno mismo a quien se ama, pero a su Yo superior, ese Yo que es una parcela de la Divinidad.
"Por su forma de vivir, por sus pensamientos, sus sentimientos, sus deseos, los humanos pasan una gran parte de su tiempo destruyéndose. Por tanto no se aman, o más bien se aman mal. Preguntaréis: «Entonces, ¿qué hay que hacer para amarse bien?» Aprender primero a amar al Señor. Porque amando a Dios, es ya a uno mismo a quien se ama, pero a su Yo superior, ese Yo que es una parcela de la Divinidad.
Amar a Dios, no es amar a un ser exterior a nosotros, sino a un ser que habita en nosotros, que es nuestro Yo sublime. Si no le amamos, si no amamos a Dios en nosotros, amaremos entonces a nuestro yo inferior, le serviremos y consagraremos nuestro tiempo y nuestras energías; y de este modo nos empobrecemos, nos debilitamos, porque el yo inferior es un abismo que engulle todas nuestras energías. El verdadero amor de uno mismo pasa necesariamente por el amor de Dios. Amando a Dios, es a nosotros a quien amamos: nuestra parte divina. Gracias a ese amor nos elevamos hasta el mundo de la belleza, de luz, de la libertad."
Fuente:
http://www.prosveta.com
26 agosto 2019