Pensamiento del domingo 4 de marzo de 2018.
"En un castillo lleno de tesoros, una hermosa princesa es retenida prisionera por un dragón. Varios caballeros se presentan para liberarla, pero todos son devorados. Hasta el día en que llega por fin un apuesto príncipe a quien, una maga, que conoce las debilidades del dragón, ha confiado un secreto para vencerle. Logra la victoria, libera a la princesa, ¡y se besan dulcemente! A partir de entonces, todos los tesoros amasados desde siglos en el castillo pertenecen a este apuesto príncipe victorioso. Después, los dos, subidos sobre el dragón que escupe fuego, se pierden en el espacio.
Interpretemos ahora este cuento. El dragón representa la fuerza sexual y el castillo, nuestro cuerpo con todos sus tesoros. En ese castillo suspira la princesa, nuestra alma, a la que el dragón que todavía no ha sido dominado, impide saborear el amor verdadero. El príncipe es nuestro espíritu, y sus armas son les medios de los que dispone para amaestrar esa fuerza y utilizarla. Una vez domado, el dragón nos sirve de montura. Porque si se le representa con una cola de serpiente – símbolo de las fuerzas subterráneas –, posee también alas para llevarnos a las alturas.""En un castillo lleno de tesoros, una hermosa princesa es retenida prisionera por un dragón. Varios caballeros se presentan para liberarla, pero todos son devorados. Hasta el día en que llega por fin un apuesto príncipe a quien, una maga, que conoce las debilidades del dragón, ha confiado un secreto para vencerle. Logra la victoria, libera a la princesa, ¡y se besan dulcemente! A partir de entonces, todos los tesoros amasados desde siglos en el castillo pertenecen a este apuesto príncipe victorioso. Después, los dos, subidos sobre el dragón que escupe fuego, se pierden en el espacio.
Fuente:
http://www.prosveta.com