Pensamiento del viernes 26 de enero de 2018.
"¿Qué puede enseñarnos un fruto acerca del amor? Digamos, para simplificar, que un fruto posee una piel que con gran frecuencia se tira, la pulpa que se come y el hueso que se planta. Qué relación hay con el amor, se preguntan ustedes… Es simple. Un hombre o una mujer les ofrece su amor y ustedes lo aceptan, es decir lo comen sin hacer ninguna selección. Algún tiempo después, helos ahí en plena tragedia. ¿Por qué? Porque no han entendido la lección del fruto. Debieron saber que, como el fruto, el amor de un ser humano contiene necesariamente ciertos elementos que es mejor dejar de lado.
"¿Qué puede enseñarnos un fruto acerca del amor? Digamos, para simplificar, que un fruto posee una piel que con gran frecuencia se tira, la pulpa que se come y el hueso que se planta. Qué relación hay con el amor, se preguntan ustedes… Es simple. Un hombre o una mujer les ofrece su amor y ustedes lo aceptan, es decir lo comen sin hacer ninguna selección. Algún tiempo después, helos ahí en plena tragedia. ¿Por qué? Porque no han entendido la lección del fruto. Debieron saber que, como el fruto, el amor de un ser humano contiene necesariamente ciertos elementos que es mejor dejar de lado.
En el amor que se les ofrece siempre hay elementos que deben rechazar (digamos simbólicamente, la piel), otros que pueden tomar (la pulpa), y finalmente uno que deben plantar en su alma (el hueso). Cuando un ser les manifiesta su amor, es como un fruto cuyo hueso deben plantar primero. Porque incluso si la pulpa de dicho fruto es suculenta, es mejor conocer qué árbol saldrá de él. Cuando conozcan la naturaleza exacta de este árbol, sabrán si pueden creer en este amor y comprometerse."
Fuente:
http://www.prosveta.com