"La
situación es muy absurda. Los padres se siguen sacrificando por ti; el
padre, la madre se sacrifican por ti. Ellos dicen: “Me estoy
sacrificando por mis hijos”. Naturalmente se desquitan al decir esto
porque mientras la madre se sacrifica por el hijo, ella está destruyendo
su propia vida. Ella se desquitará. Lo dirá una y otra vez, lo dejará
bien claro una y otra vez: “Me he sacrificado por ti. Conócelo bien,
recuérdalo bien, que he sacrificado mi vida, mi juventud, todo, por ti”.
Ella tratará además de persuadirte: “Haz lo mismo por tus hijos”.
Entonces tú te sacrificas por tus hijos y luego les persuades para que
hagan lo mismo con sus hijos… En consecuencia nadie vive jamás. Una
generación se sacrifica por la otra, y si no te sacrificas, entonces no
eres respetado. Nadie te respeta, entonces eres un criminal. Si no te
sacrificas por otros, entonces te dicen: “¿Qué estás haciendo? No eres
una buena persona, eres inmoral. El sacrificio es bueno. Vivir para uno
mismo es egoísmo”. Mira simplemente lo que esta gente ha estado
diciendo: ser feliz es egoísta, sacrificarse es bueno. Pero al
sacrificarte serás infeliz, y una persona infeliz crea infelicidad a su
alrededor, y una persona infeliz se desquitará; nunca podrá olvidar, su
vida ha sido destruida. Nos dicen que la mujer se tiene que sacrificar
por el marido y que el marido se tiene que sacrificar por la mujer ¿Para
qué? Ambos se sacrifican, por tanto, ambos pierden vida.
Yo enseño
una vocación pura por uno mismo. Nunca te sacrifiques por nadie. Vive tu
vida auténticamente y así nunca tendrás la necesidad de desquitarte ni
sentirás rencor alguno contra nadie. Y una persona que no siente rencor
contra nadie es una persona amorosa, compasiva, cordial, dadivosa. Y una
persona que no siente rencor contra nadie –ni contra sus hijos, ni
contra su marido, ni contra su esposa- es tremendamente hermosa. Crea un
ambiente de felicidad alrededor de ella. Quienquiera que entre en
contacto con ella comparte su felicidad.
Ocúpate de ti mismo.
Mira
simplemente a los árboles. No hay un árbol que esté tratando de
sacrificarse por otro árbol; consecuentemente, tienen verdor. Si
empiezan a sacrificarse, ningún árbol tendrá verdor, ningún árbol
florecerá jamás. Mira las estrellas. Se ocupan de sí mismas: brillan
para sí mismas, no se sacrifican. De otra manera la existencia se
volvería fea y oscura. El ocuparse de uno mismo es natural. Y ese “sí
mismo” que estoy enseñando es lo que define el Tao: tu naturaleza.
Escúchala, síguela. Tu naturaleza te está diciendo: “Se feliz”...
Vive para ti
mismo y vivirás para todos los demás, pero éste no es un sacrificio.
Vive para ti mismo. Se real, auténticamente dedicado a ti mismo; ese es
el proceder de la naturaleza. Cuida de tu felicidad, de tu descanso, de
tu vida, y te sorprenderás de que cuando te sientes feliz ayudas a otros
a sentirse felices, porque entiendes, poco a poco, que si los otros se
sienten felices tú te sentirás más feliz. La felicidad sólo puede
existir en un océano de felicidad. No puede existir sola".
Osho, El sendero del Tao