Pensamiento del viernes 10 de junio de 2022.
"Si las células de nuestro cuerpo tuviesen una conciencia desarrollada de sí mismas según el órgano al que pertenecen, se sentirían divididas, porque sus funciones no son las mismas: el corazón trabaja de una manera, el hígado de otra, igual que el estómago, los riñones... Pero si estas células pudiesen ir más allá en su comprensión, verían que es un único ser el que las abarca y las une: el hombre mismo.
Lo mismo sucede con las criaturas humanas que representan, cada una, una célula del gran cuerpo cósmico. Sí, el Creador es el único ser realmente existente, y todos los humanos no son sino células dispersas de su cuerpo. Pero como la conciencia de esas células no está unificada, se oponen, chocan entre sí... Los humanos creen justificarse en sus luchas y en sus enfrentamientos, a veces incluso están orgullosos de sí mismos porque piensan que defienden grandes causas. No, no hay de qué estar orgullosos, porque esos enfrentamientos no son más que el resultado de su ignorancia. No saben que pertenecen al gran cuerpo de Dios. "