Pensamiento del lunes 17 de abril de 2017.
"La evolución espiritual de un ser humano va acompañada de un aumento de su sensibilidad: cuanto más aumenta su sensibilidad, más vive una vida rica e intensa. Aquél en el que la sensibilidad disminuye, se acerca más al animal, a la planta, a la piedra. Diréis: «Pero cuanto más sensibles nos volvemos, más nos exponemos a sufrir.» Es cierto, pero si incluso corremos el riesgo de volvernos más vulnerables, es preferible intensificar la sensibilidad porque también aumentamos la intensidad de la vida.
Y aquél que posee una gran sensibilidad, que cuide de no perderla sabiendo guardar la medida. Porque son los excesos los que debilitan la sensibilidad. Si leéis demasiado, por ejemplo, vuestro cerebro se saturará y perderéis el placer de pensar; para comprender lo esencial, no es necesario acumular demasiadas ideas en la cabeza. Y en la amistad y en el amor, también es preciso vigilarse, mantener ciertas distancias. Aquél que se lanza con ímpetu a las efervescencias del amor, acaba hartándose y ya no siente nada. Para desarrollar la sensibilidad, hay que saber disminuir la cantidad y aumentar la calidad."
"La evolución espiritual de un ser humano va acompañada de un aumento de su sensibilidad: cuanto más aumenta su sensibilidad, más vive una vida rica e intensa. Aquél en el que la sensibilidad disminuye, se acerca más al animal, a la planta, a la piedra. Diréis: «Pero cuanto más sensibles nos volvemos, más nos exponemos a sufrir.» Es cierto, pero si incluso corremos el riesgo de volvernos más vulnerables, es preferible intensificar la sensibilidad porque también aumentamos la intensidad de la vida.
Y aquél que posee una gran sensibilidad, que cuide de no perderla sabiendo guardar la medida. Porque son los excesos los que debilitan la sensibilidad. Si leéis demasiado, por ejemplo, vuestro cerebro se saturará y perderéis el placer de pensar; para comprender lo esencial, no es necesario acumular demasiadas ideas en la cabeza. Y en la amistad y en el amor, también es preciso vigilarse, mantener ciertas distancias. Aquél que se lanza con ímpetu a las efervescencias del amor, acaba hartándose y ya no siente nada. Para desarrollar la sensibilidad, hay que saber disminuir la cantidad y aumentar la calidad."