Pensamiento del domingo 2 de abril de 2017.
"El caballero legendario Perceval, o Parsifal, partiendo en busca del Grial, se ha convertido en la tradición iniciática en la imagen del adepto en el camino de la Iniciación. Como Parsifal, que debía atravesar bosques oscuros, combatir enemigos temibles y burlar trampas, el discípulo en su vida íntima encuentra la oscuridad, las tentaciones, los peligros, los enemigos…
Una vez que ha superado todas sus pruebas, Parsifal llega a un castillo maravilloso con los muros cubiertos de oro y adornos con piedras preciosas, donde es recibido solemnemente; y es ahí donde se le permite contemplar el santo Grial, el vaso sagrado. De la misma manera, la visión del Grial representa, simbólicamente, la recompensa suprema para aquél que ha hecho de su ser interior un palacio con muros cubiertos de oro y piedras preciosas. Porque no cesa de alimentar en él el más alto ideal: la conquista de los dones inestimables del Espíritu."
"El caballero legendario Perceval, o Parsifal, partiendo en busca del Grial, se ha convertido en la tradición iniciática en la imagen del adepto en el camino de la Iniciación. Como Parsifal, que debía atravesar bosques oscuros, combatir enemigos temibles y burlar trampas, el discípulo en su vida íntima encuentra la oscuridad, las tentaciones, los peligros, los enemigos…
Una vez que ha superado todas sus pruebas, Parsifal llega a un castillo maravilloso con los muros cubiertos de oro y adornos con piedras preciosas, donde es recibido solemnemente; y es ahí donde se le permite contemplar el santo Grial, el vaso sagrado. De la misma manera, la visión del Grial representa, simbólicamente, la recompensa suprema para aquél que ha hecho de su ser interior un palacio con muros cubiertos de oro y piedras preciosas. Porque no cesa de alimentar en él el más alto ideal: la conquista de los dones inestimables del Espíritu."