"Cuando metéis una semilla en la tierra, ella ya establece vínculos, porque numerosos elementos contenidos en el suelo contribuirán a alimentarla. Pero entra también en relación con el cielo: la lluvia la riega, el sol le envía su luz y su calor, y comienza a germinar. Habéis simplemente plantado una semilla o un pipo, y a través de ese gesto habéis comprometido al cielo y a la tierra a participar en su crecimiento.
Procesos análogos se producen también en nosotros. Por ejemplo, cuando introducimos una semilla (alimento) en nuestra tierra (el estómago), enseguida nuestro cielo (el cerebro) envía al estómago corrientes para que se ponga a trabajar y trasforme ese alimento en energías. Es entonces el cuerpo entero el que se beneficia, incluido el mismo cerebro. Cuando unimos la tierra y el cielo, lo bajo y lo alto, gracias a esos vínculos se hacen intercambios; cuando los desunimos, esos intercambios se interrumpen. Unir y desunir, encontramos esas operaciones en todos los campos de la existencia."
Fuente:
http://www.prosveta.com
12 octubre 2019