Pensamiento del domingo 6 de Octubre de 2019.
"Aquél que trabaja por el bien de la colectividad se convierte en un obrero en el campo del Señor. Los espíritus luminosos se aproximan a él para marcarle con su sello. Y una vez que ha sido marcado, es como si estuviese inscrito en un registro: al lado de su nombre está anotado lo que se le debe, y cada día recibe un correo, podemos también decir un «salario». Este salario adopta diversas formas: fuerza para el espíritu, dilatación para el alma, luz para el intelecto, calor para el corazón, salud para el cuerpo físico.
Podemos tomar otra imagen y decir que ese ser está conectado a una especie de central eléctrica: por los cables sutiles que le unen a esa central, descienden corrientes que le penetran y ponen en marcha sus aparatos psíquicos y espirituales. En una casa, toda clase de aparatos se ponen a funcionar cuando los conectamos a la corriente. Lo mismo sucede en el ser humano. ¡Cuántos emisores, cuántos receptores cada ser humano posee en sus diferentes cuerpos! Si cuida su buen estado de funcionamiento, cuando la corriente celestial le penetre, toda una vida nueva se despertará en él y comenzará a circular.""Aquél que trabaja por el bien de la colectividad se convierte en un obrero en el campo del Señor. Los espíritus luminosos se aproximan a él para marcarle con su sello. Y una vez que ha sido marcado, es como si estuviese inscrito en un registro: al lado de su nombre está anotado lo que se le debe, y cada día recibe un correo, podemos también decir un «salario». Este salario adopta diversas formas: fuerza para el espíritu, dilatación para el alma, luz para el intelecto, calor para el corazón, salud para el cuerpo físico.
Fuente:
http://www.prosveta.com
06 octubre 2019