Pensamiento del domingo 29 de septiembre de 2019.
"Para poder trabajar sobre la humanidad, un Maestro espiritual tiene necesidad de un cuerpo colectivo. En ese cuerpo colectivo, algunos de sus discípulos representan los ojos, o las orejas, o la boca; otros representan el cerebro, el corazón, etc. Mientras no puede animar ese cuerpo colectivo, el Maestro es débil, su espíritu llega difícilmente a expresar la extensión de su sabiduría, de su amor, de su fuerza.
El espíritu de un Maestro ha tenido primero que hacer esfuerzos para encarnarse en su propio cuerpo físico, pero debe encarnarse también en el cuerpo colectivo de una comunidad espiritual, con el fin de que no deje de desarrollarse en la luz. Y por supuesto, corresponde a ese cuerpo colectivo hacer él también esfuerzos para ayudar al espíritu del Maestro a manifestarse en él. Por eso, en lugar de quedarse fijo sobre la imagen de su Maestro repitiendo cómo le admira, cómo le ama, qué privilegiado es por tener un Maestro, cada discípulo debe tener como única preocupación ayudarle. ¿Cómo? Buscando convertirse en una parte purificada, luminosa, de ese cuerpo colectivo que el espíritu del Maestro busca animar, a fin de poder continuar trabajando poderosamente en el mundo."
Fuente:
http://www.prosveta.com
29 setiembre 2019