"La verdadera clarividencia, los ojos verdaderos se encuentran en el corazón; es el amor el que abre los ojos. Cuando amáis a un ser, veis en él todo tipo de cosas hermosas que nadie más ve. Los que no tienen ese amor por él, creerán que exageráis; y puede que sea así, pero vosotros, vosotros la veis tal como Dios le creó, o tal como será cuando vuelva al seno del Eterno.
Solo el amor tiene el poder de abrir nuestros ojos espirituales. Aquellos que quieren ser clarividentes deben aprender a amar. Mientras no amen, no verán las magníficas cualidades de los demás ni la belleza de la naturaleza. Y no solo no lo verán, sino que no cesarán de criticar al Creador por haber hecho tan mal las cosas: en su lugar ellos lo hubieran hecho de otra manera… y mejor, ¡por supuesto! Pero mientras su corazón esté cerrado, no serán admitidos en el reino de los misterios."
Fuente:
http://www.prosveta.com
08 setiembre 2019