Pensamiento del lunes 30 de septiembre de 2019.
"Contrariamente a una opinión muy extendida, ponerse al servicio de Dios no significa descuidar a su prójimo, al contrario. Los verdaderos hijos de Dios son aquellos que se esfuerzan en servirle también en su prójimo. E incluso si no recogen más que ingratitud, no se desaniman. Han ordenado y superado sus problemas personales, familiares, sociales, son libres de pensar más allá y más arriba. Se sienten miembros de la familia universal, y es trabajando para ella que el alma encuentra su alimento.
No todo el mundo, es cierto, está preparado para ese trabajo. Aquél que se consagra al bien de todos, no debe esperar llevar una vida tranquila, tendrá incluso que afrontar más dificultades que cualquier otra persona. Pero puesto que es un servidor de Dios, entidades luminosas que están ellas mismas al servicio del Señor, acuden en su ayuda, ellas asumen una parte de sus cargas. No es en el plano físico, material, donde es sostenido, sino en los planos psíquico y espiritual. Es ahí donde recibe la luz y las fuerzas para soportar mejor las pruebas y continuar su trabajo."
Fuente:
http://www.prosveta.com
30 setiembre 2019