Pensamiento del lunes 5 de diciembre de 2016.
"Algunos artistas, en momentos de desánimo, destruyen varias de sus obras. Es normal no sentirse siempre totalmente satisfecho de sus creaciones, pero ¿por qué destruirlas? No solamente estos artistas se hacen daño a sí mismos, sino que de esta forma privan de grandes tesoros a la humanidad. La razón de su gesto, es que estaban demasiado centrados en sí mismos, en sus dificultades, sus angustias, sus tormentos. No supieron salir de los límites de su ego para ponerse en contacto con todo lo bueno y hermoso que hay en los humanos y en la creación. Sólo esta actitud hubiera podido protegerles impidiéndoles dirigir su insatisfacción contra su obra.
Como estos artistas, los espiritualistas pueden pasar por periodos de desánimo, porque andan por un camino muy difícil, y pueden sentirse tentados a renegar de su vocación. Pero que se maravillen ante las obras de Dios, que se maravillen de los servidores de Dios, y este arrobamiento les protegerá de la tristeza y de la desesperación que pueden inspirarles sus propias imperfecciones."
"Algunos artistas, en momentos de desánimo, destruyen varias de sus obras. Es normal no sentirse siempre totalmente satisfecho de sus creaciones, pero ¿por qué destruirlas? No solamente estos artistas se hacen daño a sí mismos, sino que de esta forma privan de grandes tesoros a la humanidad. La razón de su gesto, es que estaban demasiado centrados en sí mismos, en sus dificultades, sus angustias, sus tormentos. No supieron salir de los límites de su ego para ponerse en contacto con todo lo bueno y hermoso que hay en los humanos y en la creación. Sólo esta actitud hubiera podido protegerles impidiéndoles dirigir su insatisfacción contra su obra.
Como estos artistas, los espiritualistas pueden pasar por periodos de desánimo, porque andan por un camino muy difícil, y pueden sentirse tentados a renegar de su vocación. Pero que se maravillen ante las obras de Dios, que se maravillen de los servidores de Dios, y este arrobamiento les protegerá de la tristeza y de la desesperación que pueden inspirarles sus propias imperfecciones."