El estado de conciencia en que vive una persona
determina cuanta felicidad o infelicidad conoce durante su estancia en la
Tierra.
No hay dos personas que vivan constantemente en
el mismo estado de conciencia. Personas que se encuentran en una charla, en
colegios o iglesias, por lo que acaban de escuchar, se encuentran en un mismo
estado de conciencia, pero al volver a la rueda o esfera de su propia vida y
estado de conciencia habitual, se separan en conciencia. Dentro de estos
espirales materiales viven dando botes como pelotas de goma. Bajan a la
obscuridad, se elevan por una exhaltación momentánea, explotan de ira y así
sucesivamente, pasando a veces a través de cien diferentes estados de
conciencia durante el curso de un período de ocho horas.
Cada estado de conciencia que atraviesan tiene una vibración diferente. Por supuesto que todas las emociones destructivas tienen una acción vibratoria que es desintegrante para la naturaleza espiritual o conciencia espiritual que se está tratando de desarrollar o formar a través del alma. El Alma que es torpedeada por estas vibraciones, las cuales cambian hasta tres veces cada minuto, está tratando de alcanzar la luz de un consejo espiritual de más arriba.
El Ser Superior se esfuerza por mandar a través de este ciclón de vibraciones, suficiente presión para poder guiar a aquella alma. Esto significa que el Yo Superior tiene que adquirir una acción vibratoria capaz de pasar a través esas ondas de vibración, pero aún antes de que su luz pueda anclarse, ya el individuo ha pasado a otra acción vibratoria y otro estado de conciencia. La Conciencia Espiritual vuelve a variar su dirección vibratoria, pero en cuanto llega al alma, ésta de nuevo ha pasado a otro estado de conciencia, corriendo de cuarto en cuarto perseguida por el Ser Espiritual que trata de hacer que se calme y permanezca en una situación lo suficiente para lograr que le entre la luz y la ayuda que necesita.
Verás pues que el entrenar a un individuo para que mantenga sus vehículos inferiores en una acción vibratoria pareja, es permitir que su propio Ser Superior le dé el alimento, el consejo y el valor necesarios para que se liberte. Muchos discípulos nuevos tienen grandes brotes de entusiasmo que, aunque son buenos, también son choques rápidos para la acción vibratoria del alma, de manera que nosotros recomendamos mantener al ser inferior o exterior en el camino central para que la radiación y la luz de la Presencia YO SOY pueda entrar y formarse una con la vibración del aspirante.
El progreso y el desarrollo le viene más rápido a una persona que se conserve en paz, que aquella que aunque tiene más celo, es menos controlado.
Conny Méndez
https://compartiendoluzconsol.wordpress.com
06 de Diciembre del 2016