Pensamiento del lunes 12 de diciembre de 2016.
"¡Cuántas personas, cuando ya no tienen tantas energías para correr tras la gloria, el poder o los placeres, deciden que ya es hora de sentar la cabeza y pensar en el Cielo! Pero, ¿qué es lo que se imaginan? Cuando ya no se tienen energías para la tierra, tampoco se tienen para el Cielo. Quedarse entonces tranquilos en un rincón, esto no es sabiduría y menos aún espiritualidad.
Todos aquellos que en su juventud se casaron con el diablo – ¡digamos las cosas de esta manera! – no deben hacerse ilusiones: es el diablo quien les repudia en su vejez, porque ya no tiene nada que obtener de ellos. Estos desgraciados creen que se divorcian de él por voluntad propia, pero no es así, es el diablo quien los repudia: devuelve a Dios todos los desechos de los que ya no puede obtener nada. Y entonces, ¡qué espectáculo para el Señor! Y sobre todo, ¡qué refuerzo para su trabajo cuando van a presentarse ante Él!"
"¡Cuántas personas, cuando ya no tienen tantas energías para correr tras la gloria, el poder o los placeres, deciden que ya es hora de sentar la cabeza y pensar en el Cielo! Pero, ¿qué es lo que se imaginan? Cuando ya no se tienen energías para la tierra, tampoco se tienen para el Cielo. Quedarse entonces tranquilos en un rincón, esto no es sabiduría y menos aún espiritualidad.
Todos aquellos que en su juventud se casaron con el diablo – ¡digamos las cosas de esta manera! – no deben hacerse ilusiones: es el diablo quien les repudia en su vejez, porque ya no tiene nada que obtener de ellos. Estos desgraciados creen que se divorcian de él por voluntad propia, pero no es así, es el diablo quien los repudia: devuelve a Dios todos los desechos de los que ya no puede obtener nada. Y entonces, ¡qué espectáculo para el Señor! Y sobre todo, ¡qué refuerzo para su trabajo cuando van a presentarse ante Él!"