Pensamiento del lunes 15 de agosto de 2022.
"La tradición cristiana representa al hombre acompañado a lo largo de toda su vida de un ángel y de un demonio, el ángel situado a su derecha y el demonio a su izquierda. El ángel le da buenos consejos y le ilumina, mientras que, en el otro lado, el demonio quiere inducirle a error para que se convierta en víctima.
Podemos preguntarnos por qué el ángel y el demonio se contentan con permanecer tranquilamente cerca del hombre, por qué no se agarran al cuello... Eso sería más simple, y aquél que se llevara la victoria, aplastaría a ese pobre diablo. Pero no, no se pelean, se respetan y se estiman, incluso se saludan: “Buenos días, ¿qué tal estás?” El diablo no ataca al ángel de la luz y el ángel tampoco fulmina al diablo. ¿Por qué? Porque en realidad, el ángel guardián y el diablo son dos imágenes que explican esas dos realidades de un mundo superior y un mundo inferior entre las que se encuentra el hombre, con sus dos naturalezas – la naturaleza divina y la animal – que coexisten en él, y le corresponde a él decidir a cuál de las dos dará la posibilidad de manifestarse."