Pensamiento del miércoles 31 de marzo de 2021.
"Una de las prácticas esenciales de la religión cristiana es la comunión. No fue Jesús quien la instituyó, sino que ya existía mucho antes que él, puesto que Melquisedec, el Sacrificador del Altísimo, fue al encuentro de Abraham llevándole el pan y el vino. La comunión es un acto fundamental de la vida, así pues, sin esperar a que el sacerdote haya bendecido una hostia, ¿por qué no comulgar todos los días? Lo podéis hacer a través del alimento.
Cada uno de vosotros puede ser un sacrificador, ésta es la vocación que tenéis interiormente ante el Eterno. Debéis presentaros vosotros mismos para oficiar ante vuestras células y darles de comer y de beber. Para vuestras células, sois un sacrificador. Si sois conscientes de este papel, vuestras células recibirán algo sagrado, y sentiréis el gozo que experimentan, porque por fin habrán hecho el trabajo para el que están predestinadas."