"Frecuentemente, es el amor mal iluminado de los padres el que trae la desgracia a una familia: los padres no han sabido mostrar a los hijos que existen leyes irreductibles frente a las que todo el mundo está obligado a inclinarse, tanto los padres como los hijos. “¿Y si lloran?” ¡Que lloren! Deben comprender que todo el mundo está obligado a obedecer y a someterse a esas leyes. Cuando el niño llora, la madre o el padre ceden para que esta preciosidad no sufra. Pues bien, justo en ese momento, se acabó, cederán toda la vida;
el niño abusará de ellos y les convertirá en esclavos, y serán ellos los que un día se sentirán desgraciados por haber confundido el amor con la debilidad. ¿Llora? Pues bien, que llore, ejercita sus cuerdas vocales y durante ese tiempo comprende también que hay leyes que respetar y aplicar."
Fuente:
http://www.prosveta.com
17 enero 2020