"Nada resiste el paso del tiempo, y así como estamos obligados a constatar que un edificio envejece y tiene necesidad de ser reparado, esto es también cierto para nosotros. Entonces, ¿Por qué no pensar que nuestro edificio debe ser renovado, rejuvenecido, iluminado, y que debemos reconstruirlo sobre bases nuevas? Diréis: “Pero, ¿cómo podemos reconstruir un cuerpo?” Evidentemente, no se trata de rejuvenecer el cuerpo físico del que no podemos impedir el envejecimiento, sino que ese envejecimiento debe ser compensado mediante la construcción del cuerpo espiritual, gracias a una materia inalterable que solo podemos encontrar muy arriba en los planos sutiles.
Mediante la meditación y la contemplación, podéis atraer las partículas de esa materia e introducirlas en vosotros mismos para construiros un cuerpo nuevo. Es lo que quería San Pablo cuando hablaba de la transformación del viejo Adán en Cristo."
Fuente:
http://www.prosveta.com
04 enero 2020