Actualmente tenemos una sociedad que nos ha
enseñado a ser víctimas. Nos sentimos víctimas de nuestros padres, nuestros
amigos, nuestro Gobierno, nuestro destino y de Dios mismo.
No solo alimentamos esta energía, sino que la
disfrutamos y creamos una de las más grandes adicciones al dolor. Las víctimas
nunca serán prósperas. Las víctimas nunca tendrán dinero ni éxito. No hay
persona próspera que sea víctima. La gente próspera no se queja, más bien
soluciona. La gente prospera no le da el poder de su vida a nadie, más bien
toman el poder de su propia vida.
El dejar las quejas, las críticas, los chismes y
los patrones autocompasivos no es cosa fácil para la víctima, pues dentro de
este rol, la víctima encuentra ciertos satisfactores que perdería al dejarlos,
por ejemplo, ante su queja, la víctima obtiene atención y apapacho, se siente
agredida ante soluciones pues no quiere solucionar, quiere ser “amada” quiere
ser “atendida” y confunde atención por amor.
No se da cuenta que la atención puede ser
impuesta y comprometida pero no es un sinónimo de amor y que es más fácil
generar amor no siendo víctima, que siéndolo pues ¿quién aguanta a una persona
quejosa toda la vida?.
Para poder tener dinero, es necesario dejar el
papel de víctimas, TOMAR LA RESPONSABILIDAD DE NUESTRA VIDA y QUITARLE EL PODER
a lo que no nos deja crecer. Un trabajo mal pagado, una relación destructiva,
el que dirán, los chismes, las amistades que retroalimentan nuestra negatividad…
en fin, todo aquello a lo que le hemos dado poder y no ha servido más que para
amarrarnos más a lo que no deseamos.
EL PODER DE LA CRÍTICA Y LAS QUEJAS
El quejarnos continuamente de todo lo que no nos
gusta del mundo, nos desconecta del amor, del agradecimiento, de nuestra
esencia y de la Divinidad y nos conecta con la energía de víctima, una energía
de muy baja vibración, pues dentro de la victimitis, no hay acción, hay
resignación, quejas y tristezas si, pero sin la energía para transformar lo que
no funciona bien, sufrimos, pero estamos bien en esa zona de confort que no nos
hace tomar más riesgos en nuestra vida, sufrimos, si, pero vivir así no implica
esfuerzo ni compromiso, no implica responsabilidad ni decisión.
Rechazar lo que vemos a nuestro alrededor,
equivale a rechazar la vida misma. En la medida que luchemos contra la vida, se
irán disolviendo nuestros sueños, pues para ser prósperos tenemos que AMAR LA
VIDA pues esta energía es de alta frecuencia, conecta con el amor y el
agradecimiento, conecta con la belleza que irradia nuestra esencia y la
manifestación de Dios en la Tierra, si no podemos ver esto, no podemos pensar
en ser prósperos pues es una AUTONEGACIÓN.
La belleza, el amor y la prosperidad están ahí,
pero al no ver, lo rechazamos, por lo tanto, nos lo auto-negamos pues en
definitiva, mucha gente vive rodeada de belleza, amor y prosperidad, ES POSIBLE
MANIFESTAR ESTAS CUALIDADES ENTONCES. Pero a través de la victimitis es
IMPOSIBLE crearlas.
Tomado de: rutasdelalma.com
https://compartiendoluzconsol.wordpress.com
01 de Agosto del 2016