Pensamiento del viernes 31 de mayo de 2024.
"Si vivieran una vida más razonable, inteligente y pura, el hombre y la mujer serían como flores. Porque la piel puede destilar un perfume parecido al de ciertas flores que no se encuentran más que en las montañas. En un pasado muy lejano, el primer hombre y la primera mujer poseían ese perfume, Eva, sobre todo, y por esa razón las plantas la conocían y la amaban. Comulgaba con todo el reino vegetal, y en el Paraíso, en el jardín del Edén, Eva superaba a todas las demás flores con su perfume. Después del pecado original, que supuso un descenso a las regiones más densas de la materia, Eva perdió esa cualidad de destilar esos perfumes, y las flores ya no la reconocieron más. Porque las flores son puras, castas, no tienen ningún deseo astral, y viendo la falta que Eva había cometido, renunciaron a comunicarle, como antes, todas las virtudes.
Es precisamente éste el motivo por el que las mujeres han guardado en el subconsciente ese estado ancestral del Paraíso, y sienten la necesidad de perfumarse. A partir de ahora, deben saber que pueden volver a encontrar ese nuevo perfume, pero con la condición de restablecer en ellas ese estado de pureza original, a través de una alimentación pura, sentimientos puros, pensamientos puros."