Pensamiento del viernes 12 de abril de 2024.
"¡Cuántas desgracias les suceden a los humanos porque no ven los peligros que corren tomando tal decisión, lanzándose a tal empresa! Parten tranquilamente, sin ver nada, sin prever nada, y se precipitan directamente hacia las dificultades. Si hubiesen sabido desarrollar su ojo interior, éste les habría advertido porque ese ojo, al que llamamos a veces el tercer ojo, es como un radar: envía ondas que, al volver, nos previenen acerca de los obstáculos que se presentan en nuestro camino. Pero en la mayoría de la gente este radar está averiado porque la vida desordenada que llevan se opone a su buen funcionamiento.
Es verdad que hay casos en que ese ojo espiritual, aunque esté desarrollado, no nos previene: cuando ciertos acontecimientos están determinados de antemano por los Veinticuatro Ancianos, los Señores de los destinos, y deben obligatoriamente realizarse. Incluso si los vemos venir o los presentimos, no podemos evitarlos, y debemos afrontarlos a la luz de la Ciencia iniciática. Pero si no, en general, si hemos sabido prepararle las condiciones, ese ojo espiritual está ahí para advertirnos y guiarnos."