Pensamiento del miércoles 4 de mayo de 2022.
"Muchas religiones han presentado al Señor como un ser implacable, vengativo, celoso, que lo ve todo, castiga todo y nunca perdona. En realidad, no, el Señor no nos castiga. Ni siquiera quiere ver nuestras faltas. Pero ha fundado el mundo sobre leyes, y si no las respetamos, serán ellas las que nos castigarán, no es Él. No tiene tiempo para ocuparse de eso: Él es todo amor, solo vive en el esplendor.Supongamos que habéis hecho una tontería: os sentís preocupados y rezáis: por medio de esa oración, sentís que escapáis de vuestros tormentos, os eleváis y llegáis hasta el Trono de Dios. Incluso si estáis polvorientos y andrajosos, os dice: “¡Entrad, sois bienvenidos!” y ordena que os laven y que os vistan, os invita a su festín y os sentís felices y en paz. Pero esa felicidad y esa paz no duran mucho. Cuando bajáis de nuevo (porque, por supuesto, estáis obligados a descender, no podéis manteneros mucho tiempo arriba) de nuevo vuelven los tormentos... Y continuarán, hasta que comprendáis que debéis corregir vuestros errores, reparar el mal que habéis hecho. No es el Señor quien viene a castigaros, ¡tiene muchas otras cosas que hacer!"