"Se dice en el Génesis que en el segundo día de la creación. Dios separó las aguas de abajo de las aguas de arriba. Estas aguas de arriba que la Ciencia iniciática también llama «luz astral», «agente mágico», representan el océano primordial en el que están sumergidas todas las criaturas y en donde encuentran su alimento. El medio líquido donde el niño está sumergido cuando todavía se encuentra en el seno de su madre, es en cierto modo un recuerdo de esas aguas primordiales.
Nadamos en la inmensidad cósmica exactamente como los peces nadan en el océano. Si no sentimos esta vida a nuestro alrededor, es porque hay impurezas que obstruyen nuestros poros psíquicos. La purificación es pues el primer trabajo que debemos hacer con el fin de abrir nuestros poros y liberar así la red de canales etéricos que irrigan nuestros cuerpos sutiles. Sólo entonces nos sentiremos colmados y vivificados por esta agua espiritual que nos envuelve por todas partes."