Pensamiento del martes 29 de septiembre de 2020.
"Para trabajar sobre la humanidad, un gran Maestro necesita un cuerpo colectivo; algunos de sus discípulos son los ojos, las orejas o la boca de ese organismo, otros el corazón, el estómago, los pulmones, los brazos, las piernas…Mientras no pueda animar a ese cuerpo colectivo, el Maestro está limitado.
El espíritu de un gran Maestro hace por tanto esfuerzos para encarnarse, no solamente en su propio cuerpo físico, sino también en el cuerpo colectivo de una comunidad espiritual con el fin de desarrollarla y mejorarla. Pero ese cuerpo colectivo debe, a cambio, hacer los mismos esfuerzos para ayudar al espíritu del Maestro a encarnarse y manifestarse en él. Por ello, en vez de mantenerse fijo frente al cuerpo de Jesús clavado en una cruz, un cristiano debe tener como única preocupación prepararse para convertirse en una parcela purificada y luminosa de ese cuerpo colectivo que el espíritu de Cristo trabaja por animar. Hace dos mil años Jesús murió crucificado, es un hecho, no podemos volver sobre ello, pero ahora nos corresponde a nosotros reforzar el cuerpo de Cristo para que su espíritu continúe trabajando sobre la tierra. "
Fuente:
http://www.prosveta.com
29 de setiembre del 2020