Pensamiento del domingo 28 de julio de 2019.
"Un desierto parece inicialmente como un lugar vacío, sin vida y, por lo tanto, sin interés o, incluso, peligroso a veces y nos apresuramos a atravesarlo. En realidad, lejos del ruido, de la agitación y del desorden de los humanos, los desiertos, como las cimas de las montañas, son lugares vivos, habitados. Los espíritus de la naturaleza, pero también ciertos seres muy evolucionados que ya han dejado la tierra, van a refugiarse en ellos para no ser importunados en sus trabajos y podemos percibir su presencia. En el silencio de esas inmensas extensiones entre la tierra y el cielo, el alma tiene la sensación de volver hacia la Fuente original, de abrevarse, de alimentarse en ella.
Para encontrar en el desierto un alimento espiritual, debe haberse trabajado durante mucho tiempo el desapego, la renuncia a las distracciones, a los placeres fáciles. Solo los santos y los Iniciados son capaces de ello y, en ese silencio vivo, vibrante, su pensamiento se libera para emprender un verdadero trabajo de creación.""Un desierto parece inicialmente como un lugar vacío, sin vida y, por lo tanto, sin interés o, incluso, peligroso a veces y nos apresuramos a atravesarlo. En realidad, lejos del ruido, de la agitación y del desorden de los humanos, los desiertos, como las cimas de las montañas, son lugares vivos, habitados. Los espíritus de la naturaleza, pero también ciertos seres muy evolucionados que ya han dejado la tierra, van a refugiarse en ellos para no ser importunados en sus trabajos y podemos percibir su presencia. En el silencio de esas inmensas extensiones entre la tierra y el cielo, el alma tiene la sensación de volver hacia la Fuente original, de abrevarse, de alimentarse en ella.
Fuente:
http://www.prosveta.com
28 de julio 2019