Pensamiento del lunes 26 de febrero de 2024.
“¡Hágase la luz!” Según este relato del Génesis, en el momento en que Dios pronunció estas palabras, comenzó la creación. Esta “palabra” de Dios, que no tiene, evidentemente, ninguna relación con lo que podemos, nosotros, llamar palabra, no es más que la forma de expresar la idea de que, al crear, Dios proyectó algo de Sí mismo. Decir que Dios “habló” significa que tuvo la voluntad de manifestarse. Pensáis que esto es muy difícil de comprender….
No, tomemos un ejemplo de la vida cotidiana. Tenéis una idea, pero ¿dónde está? ¿Acaso podéis verla y localizarla en alguna parte de vuestro cerebro? No. Y nos vemos obligados a reconocer también, que no sabemos de qué materia está hecha. Pero, en cuanto expresáis esa idea con la palabra, se empieza ya a percibir su existencia. Y, finalmente, cuando actuáis conforme a esa idea, ésta se encarna en la materia, se vuelve visible. La palabra es un intermediario entre el plano del pensamiento puro y el de la realización en la materia. "