"De la materia a la energía y de la energía a la materia, no hay ni interrupción ni ruptura. Al igual que una fuerza puede cristalizarse en formas, la materia puede desintegrarse y volver a ser de nuevo energía. Una fruta que comemos se transforma en energías que irán a sostener, no solo nuestra vida física, sino también nuestra vida mental y afectiva. Gracias a esas energías podemos hablar, amar, pensar, etc..,
lo que prueba que podemos transformar una materia grosera en una materia cada vez más sutil, hasta transformarla en luz. Y lo inverso es igualmente posible: podemos transformar la luz en pensamientos, en sentimientos… e incluso en alimento. Pero ahí, evidentemente, solo los grandes Maestros, los Iniciados, son capaces de operar conscientemente esa transformación."
Fuente:
http://www.prosveta.com