"Mientras los humanos den tanta importancia a la posesión de objetos, de coches, de casas, de terrenos, de apariencias... no cesarán de entrar en conflicto unos con otros. Porque todo lo que puede adquirirse en el plano físico está limitado en cantidad, y es imposible que el mundo entero nade en la opulencia.
Esto no significa que el mundo entero no pueda ser feliz. Sí, pero precisamente, la felicidad no es la opulencia. Son suficientes unos pocos bienes materiales para encontrar la felicidad, pero con la condición de comprender que hay que hacer un trabajo para orientar nuestras necesidades hacia el plano psíquico, y más allá, hacia el plano espiritual donde las posibilidades son infinitas. Ahí, cada uno puede alimentarse, beber cuanto desee, sin entrar en conflicto con sus vecinos, ni temer que sea desposeído de lo que ha adquirido."
Fuente:
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