Pensamiento del martes 23 de febrero de 2021.
"El hombre no se vuelve verdaderamente clarividente hasta que su corazón empieza a amar; porque la verdadera clarividencia, los ojos verdaderos, se encuentran en el corazón. Cuando amáis a un ser ¿qué veis en él? Cosas que nadie más ve. El amor abre los ojos. La mujer que ama a un hombre lo ve como una divinidad, ¡y no le digáis que se equivoca! En apariencia, es verdad, se equivoca. Pero si parece exagerar las maravillas de aquél que ama, es porque le ve tal como Dios le creó en el origen, o tal como será cuando vuelva al seno del Eterno.
Todavía no hemos comprendido el poder del amor para abrir los ojos. El que quiera ser clarividente debe aprender a amar. Es preciso que su corazón pida socorro como los ciegos del Evangelio: “Señor, ten piedad de nosotros” Y un día la luz cósmica vendrá y pedirá: “¿Qué queréis que haga por vosotros? - ¡Que nuestros ojos se abran! - Bien.” Y vuestros ojos se abrirán."