Pensamiento del miércoles 10 de febrero de 2021.
"Se dice en la Cábala que el rostro del primer hombre era el mismo que el del Creador. Más tarde, cuando el intelecto se despertó en él (y este proceso está simbolizado por la serpiente enrollada alrededor del Árbol de la Ciencia del Bien y del Mal), abandonó el Paraíso, descendió a las regiones más densas de la materia donde conoció el frío, la oscuridad, la enfermedad, la muerte, y su rostro se alteró. Así, ahora que ya no es la imagen fiel de Dios, ha perdido su fuerza: los espíritus de la naturaleza ya no le obedecen y se complacen en atormentarle.
Si el hombre logra un día reencontrar ese primer rostro, todos los espíritus del universo se someterán de nuevo a él. Hasta entonces, continuará pareciéndose a ese hijo pródigo de la parábola que, habiendo abandonado el hogar paterno para recorrer el mundo, acaba miserablemente como cuidador de cerdos. Pero al menos, ese hijo pródigo acabó comprendiendo que debía volver a la casa paterna. ¿Y acabaréis también vosotros por comprender un día que debéis volver a la fuente para reencontrar la luz, el amor y la vida del Padre Celestial?"