"Puede ocurrir que al cantar pongáis mucha fuerza en vuestra voz. No es malo, pero esa fuerza no puede producir muchas emociones espirituales. Es mucho mejor insistir en el sentimiento, pues aporta algo más vivo, más sutil, y la voz gana en expresividad. Si, además, a vuestra interpretación le añadís luz, es decir, un pensamiento, entonces todo será perfecto. Cantar muy fuerte nunca da los mejores resultados.
Es sensacional en apariencia, pero con ello no se logra alcanzar las regiones más sutiles del alma y del espíritu. Lo importante es poder dosificar, mesurar. La fuerza no debe predominar. Debe permanecer ahí como una materia prima sobre la cual trabajan el sentimiento, que la torna expresiva, y el pensamiento, que la dirige hacia un fin."
Fuente:
http://www.prosveta.com
03 de agosto del 2020