"La convicción es una de las mayores fuerzas que existen. Hemos visto a algunos líderes arrastrar por su convicción a multitudes enteras: incluso si las ideas que defendían eran estúpidas o criminales, la fuerza de su convicción terminaba por arrastrar a los más reticentes… Porque la convicción es una fuerza: produce estragos y destrucción si está orientada hacia el mal, pero también puede transformar el mundo cuando emana de una idea divina que trabaja para el bien.
La convicción del discípulo está basada en un conocimiento de las leyes divinas y en las experiencias ya vividas en encarnaciones pasadas o en la encarnación actual. Cuando un discípulo ha llegado a poseer ese conocimiento y ha hecho experiencias, posee una convicción inquebrantable que le vuelve todopoderoso. Si, por el contrario, el discípulo no posee esta convicción, es porque su saber no es completo."
Fuente:
http://www.prosveta.com
29 mayo del 2020