"El amor es un impulso magnífico, pero la mayoría de las veces se mezcla con demasiados elementos pasionales que impiden aparecer a su verdadera naturaleza… Observad los animales al nacer: un perrito, un ternerito, una cabrita… no están del todo limpios, y su madre los limpia. Y también bañamos al bebé que acaba de nacer.
Pues bien, con el amor debe ser lo mismo. El amor es un bebé divino porque bajo cualquier forma de amor está Dios; solo hay que purificarlo, educarlo, reforzarlo y liberarlo para descubrir la Divinidad. Incluso el amor más egoísta, el más insignificante, el más sensual contiene una quintaesencia divina, pero recubierta de demasiados elementos heterogéneos, porque ha tenido que atravesar algunos lugares que no estaban demasiado limpios, chimeneas, arroyos embarrados… Es como una piedra preciosa que es preciso lavar. "
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