"Aquellos que se consagran al Cielo, no deben imaginarse que tendrán una vida tranquila sin sobresaltos ni pruebas. No, el Cielo que se ocupa de ellos, no les abandona a una vida fácil, tranquila, insignificante. El que se ha consagrado debe saber que será probado. No se trata de pruebas para castigarle, sino para llevarle hacia grados superiores de conciencia donde se desarrollará, se expandirá, y despertará en él posibilidades que nunca se hubiesen despertado si hubiese permanecido en la seguridad y en el bienestar.
Cuando el hombre trabaja por la gloria de Dios, las pruebas no están más que para empujarle a transformarse definitivamente hasta que se convierte en una divinidad. En tanto que si trabaja fuera de la luz, todas las pruebas que tiene que sufrir son correctivos, castigos. Evidentemente deben también ayudarle, le impiden continuar descendiendo, pero son castigos. En ambos casos las pruebas no tienen pues el mismo significado. "
Fuente:
http://www.prosveta.com
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09 febrero 2020