Pensamiento del martes 11 de febrero de 2020.
"¡Cuánta gente contempla a los espiritualistas con lástima! Dicen: “Dios mío, ¡qué vida! Orar, meditar, hacer ejercicios espirituales, incluso ayunar, en vez de disfrutar de los placeres como todo el mundo, los pobres, es espantoso” No saben que esas personas de las que se quejan, ya han experimentado, en un pasado próximo o lejano, esa vida para ellos tan deseable, y que si la han abandonado, precisamente, es porque han descubierto la existencia de otros dominios: han conocido otros estados de conciencia que les han aportado otras alegrías, sensaciones de plenitud mucho más vastas, más estables, más seguras, que los materialistas ni siquiera sospechan.
"¡Cuánta gente contempla a los espiritualistas con lástima! Dicen: “Dios mío, ¡qué vida! Orar, meditar, hacer ejercicios espirituales, incluso ayunar, en vez de disfrutar de los placeres como todo el mundo, los pobres, es espantoso” No saben que esas personas de las que se quejan, ya han experimentado, en un pasado próximo o lejano, esa vida para ellos tan deseable, y que si la han abandonado, precisamente, es porque han descubierto la existencia de otros dominios: han conocido otros estados de conciencia que les han aportado otras alegrías, sensaciones de plenitud mucho más vastas, más estables, más seguras, que los materialistas ni siquiera sospechan.
Y puesto que son alegrías espirituales que todavía no han experimentado, no tiene derecho a pronunciarse sobre ellas. Los espiritualistas han podido comparar, mientras que los materialistas no, solo prueban una categoría de placeres, y no pueden por tanto pronunciarse con conocimiento de causa; están demasiado ocupa
dos en quejarse de los que han elegido la vía de la espiritualidad."
Fuente:
http://www.prosveta.com
http://www.prosveta.com
11 febrero 2020